¿Qué es la Pedagogía Waldorf?

La pedagogía Waldorf tiene sus raíces en la investigaciones del pensador y científico austríaco Rudolf Steiner (1861-1925). Según la filosofía antroposófica de Steiner, el hombre es un ser trimembrado – tiene cuerpo, alma y espíritu–, cuyas capacidades se despliegan a lo largo de tres períodos de desarrollo en la marcha hacia la adultez: la infancia temprana, la infancia intermedia, y la adolescencia. Uno de los pensamientos que ilumina muchos aspectos de esta pedagogía es que cada niño y niña es una individualidad única e irrepetible que busca ser acogido y cobijado por un entorno que le entregue las oportunidades necesaria para crecer.

Se espera que los niños/as, durante toda la etapa escolar, aprendan fruto de una relación estrecha de mutuo conocimiento y cariño con su maestra o maestro. Ésta, es la piedra angular para la enseñanza.

Las materias Principales (Lenguaje, Matemáticas, Entorno Natural y Social) las desarrolla un único maestro o maestra durante los diferentes cursos de la enseñanza básica. Los y las estudiantes ven en su maestra o maestro a un modelo y guía, quien presenta estas materias de forma artística; con ello busca, entre otras cosas, cautivar a los y las estudiantes desde un lenguaje comprensible: lenguaje artístico-plástico, dibujos, cuentos, cantos y movimientos, todas herramientas que el maestro o maestra utiliza para enseñar las letras del abecedario, para escribir los números, para calcular y mostrar el entorno natural y social en que habitamos.
Todo lo que le ocurre al niño/a es acompañado por su maestro/a junto a la madre, el padre o el adulto responsable. Ambos dialogan sobre los pasos que el niño/a va alcanzando, las fases de la edad que va pasando, las necesidades y sus logros.

Primer Septenio

Los primeros siete años de vida son la base para el desarrollo futuro. En esta etapa el niño/a requiere de amor, calor físico y anímico, cobijo, ritmos, contacto con la naturaleza, posibilidad de movimiento, alimentación sana, suficiente horas de sueño, cuentos, imágenes nutritivas, límites sanos, ojalá no tener contacto con los medio electrónicos, tener adultos a quienes imitar y bondad a su alrededor.

“Sin emoción no hay aprendizaje”

Segundo Septenio

A partir de los 6-7 años empieza a haber otra conciencia de las emociones. Emergen sentimientos menos viscerales: los me gusta/no me gusta, la simpatía/antipatía. Por eso en esta etapa los niños sobre todo aprender de educadores a los que quieren, con lo que sienten una conexión afectiva.

En esta etapa esa es la clave, la conexión emocional con la persona que enseña y con lo que se transmite.

Se busca que los niños se identifiquen con las enseñanzas y los sientan. Aunque siguen estando presenten la acción, la experimentación y el movimiento, el aspecto de los sentimientos cobra protagonismo.

La educación en el segundo septenio está impregnada de arte, como eje central y al servicio del aprendizaje y desarrollo de los niños. Cualquier asignatura puede relacionarse con la música, los cuentos, el teatro… Todo converge, son se presentan como asignaturas separadas. Los niños hacen y experimentan desde la emoción.

Por parte del adulto o educador, requiere una mayor capacidad de creatividad, ya que sea cual sea la asignatura siempre se presenta de forma creativa y artística, sin utilizar materiales tradicionales como libros de texto.

En esta etapa las emociones y los sentimientos toman una mayor relevancia.

Tercer septenio

Esta etapa se centra en desarrollar las nuevas posibilidades del pensamiento. Los jóvenes tienen una mayor capacidad de abstracción, y se busca que desarrollen un pensamiento libre, crítico y propio.

La creatividad, el ingenio y la lucidez mental son las herramientas para que puedan reflexionar e investigar, alcanzado ellos mismos grandes pensamientos e ideas.

Los adultos y educadores que acompañan este tercer septenio son necesarios como modelos de inspiración. Necesitan adultos que hayan perseguido sus ideales, y que sean coherentes con ellos. La interacción con adultos que hayan llevado a cabo su propio propósito de vida les inspira a seguir sus propios ideales.

En estos años se requieren de experiencias muy diversas para que cada joven descubra su propio camino en la vida, por lo que es común que se les invite a hacer prácticas en sitios sociales varios, para que puedan inspirarse de personas y ambientes de distintas características.